Desde que tengo uso de razón, pero casi sin darme cuenta, porque fue la forma en la que crecí y aprendí a ser yo, fui una niñita atípica, mi naturaleza siempre ha ido contra mi innegable calidad de fémina y sinceramente, no es algo que me moleste. Cuando veo fotos mías con dos años, pelo corto, la cara asquerosa de tierra, pantalón de buzo, polera y zapatillas, pienso que así fui yo siempre y me gusta... en el campo con mis amigos nos dedicábamos todo el verano a nadar, a pescar, salíamos a caminar muchas horas y subíamos los cerros planeando (inocentemente por supuesto, porque jamás lo conseguimos) cazar una vaca con palos y piedras, para hacer un asado.
Yo era uno más y me sumaba a todas las arrancadas que mi gente inventaba, porque no había nada que nos diferenciara (según nosotros). Gracias a Dios existe la rosa mosqueta y las cremas cicatrizantes, porque cada día había un machucón nuevo, un corte, una caída con rodillas hechas pedazos y alguna que otra quemadura por estar jugando cerca de una fogata... lo pasábamos increíble. Y bueno, cada vez que mi madre intentaba vestirme de señorita, con todo lo que esto implica (vuelos, flores, colores pastel, vestidos y chalitas) no pasaba mucho rato antes de que yo estuviera SUCIA y desordenada entera, por lo que había que abortar misión.
Después, cuando entré al colegio y empecé a leer, hubo un libro y en especial un personaje que me dejó alucinada... leí Mujercitas y para mi Joe era lo máximo... hasta hoy lo es y no he dejado de pensar la forma que ella tenía de relacionarse con el mundo, de dar a conocer sus ideales, de aprender y al mismo tiempo, de jugar como un niñito.
Crecí, pero no se me despertó en exceso el instinto femenino... seguí usando jeans y zapatillas, seguí yendo al campo, vi como mis compañeras se arreglaban y se producían y yo no estaba para nada preocupada... es más, me hice scout (tema importante para mí y al que deberé dedicar un espacio más adelante) y el estar en ese grupo implicaba campamentos, más juegos en la tierra, más ropa sucia, más compartir de igual a igual con los niños, que por más respeto y cuidado que nos tuvieran, no dejaban de exigir que rindiéramos como ellos. Ahí también me di cuenta que los prefería como amigos antes que a mis congéneres... no sembraban cizaña, no se hacían dramas por cosas mínimas y todo lo solucionaban con dos combos y algunos garabatos, efectivo y nada rebuscado.
En la universidad la tónica fue parecida, me reía de las estupideces de mis amigos hombres, disfrutaba estar con ellos y comencé a relacionarme con otras niñas muy parecidas a mi... Aquí voy a hacer una aclaración, nunca he sido bruta para comportarme, ni tengo intereses románticos con otras niñas... el que sea una niñito, para mi implica todo lo que ya he contado, sin espacio a dobles interpretaciones.
Pero a pesar de todo lo que yo pueda decir y todo lo que viví como una señorita un tanto atípica. Hay algo que es innegable y contra lo que NO he podido ir...
SOY UNA MINA... Y QUE??? Si, lloré el día que vi la última escena de “Frankie y Johnny”, cuando se quedaban frente a la ventana cepillándose los dientes... Si, me dan ataques de ansiedad en épocas de stress y como cosas dulces como enferma de la cabeza... También tengo una repisa en mi pieza destinada solamente a cremas, jabones, perfumes y cachureos varios para la piel seca... Si, me gusta andar con olor rico y ponerme un poco de estuco cuando voy a salir... aunque en eso soy odiosa, solo brillo y rimel, nada más.
Y finalmente Si!!!!!! Me ahogo en vasos de agua, hago pucheros innecesarios, y algunas veces, contadas veces, dejo que me regaloneen... Claro que soy una mina, mi género siempre puede más que yo.
Yo era uno más y me sumaba a todas las arrancadas que mi gente inventaba, porque no había nada que nos diferenciara (según nosotros). Gracias a Dios existe la rosa mosqueta y las cremas cicatrizantes, porque cada día había un machucón nuevo, un corte, una caída con rodillas hechas pedazos y alguna que otra quemadura por estar jugando cerca de una fogata... lo pasábamos increíble. Y bueno, cada vez que mi madre intentaba vestirme de señorita, con todo lo que esto implica (vuelos, flores, colores pastel, vestidos y chalitas) no pasaba mucho rato antes de que yo estuviera SUCIA y desordenada entera, por lo que había que abortar misión.
Después, cuando entré al colegio y empecé a leer, hubo un libro y en especial un personaje que me dejó alucinada... leí Mujercitas y para mi Joe era lo máximo... hasta hoy lo es y no he dejado de pensar la forma que ella tenía de relacionarse con el mundo, de dar a conocer sus ideales, de aprender y al mismo tiempo, de jugar como un niñito.
Crecí, pero no se me despertó en exceso el instinto femenino... seguí usando jeans y zapatillas, seguí yendo al campo, vi como mis compañeras se arreglaban y se producían y yo no estaba para nada preocupada... es más, me hice scout (tema importante para mí y al que deberé dedicar un espacio más adelante) y el estar en ese grupo implicaba campamentos, más juegos en la tierra, más ropa sucia, más compartir de igual a igual con los niños, que por más respeto y cuidado que nos tuvieran, no dejaban de exigir que rindiéramos como ellos. Ahí también me di cuenta que los prefería como amigos antes que a mis congéneres... no sembraban cizaña, no se hacían dramas por cosas mínimas y todo lo solucionaban con dos combos y algunos garabatos, efectivo y nada rebuscado.
En la universidad la tónica fue parecida, me reía de las estupideces de mis amigos hombres, disfrutaba estar con ellos y comencé a relacionarme con otras niñas muy parecidas a mi... Aquí voy a hacer una aclaración, nunca he sido bruta para comportarme, ni tengo intereses románticos con otras niñas... el que sea una niñito, para mi implica todo lo que ya he contado, sin espacio a dobles interpretaciones.
Pero a pesar de todo lo que yo pueda decir y todo lo que viví como una señorita un tanto atípica. Hay algo que es innegable y contra lo que NO he podido ir...
SOY UNA MINA... Y QUE??? Si, lloré el día que vi la última escena de “Frankie y Johnny”, cuando se quedaban frente a la ventana cepillándose los dientes... Si, me dan ataques de ansiedad en épocas de stress y como cosas dulces como enferma de la cabeza... También tengo una repisa en mi pieza destinada solamente a cremas, jabones, perfumes y cachureos varios para la piel seca... Si, me gusta andar con olor rico y ponerme un poco de estuco cuando voy a salir... aunque en eso soy odiosa, solo brillo y rimel, nada más.
Y finalmente Si!!!!!! Me ahogo en vasos de agua, hago pucheros innecesarios, y algunas veces, contadas veces, dejo que me regaloneen... Claro que soy una mina, mi género siempre puede más que yo.
1 comment:
primaaa!
Siii...eres la supermina de Valpo! y la Mejor Periodista!!!! la mas bonita y simpatica!..........
Me diverti demasiado al leer tu articulo....po k te imagine ahi.... llena de barro con tus amigos, en toda etapa de superwoman......jajaja
te quiero! muuucho!
seguire leyendo tus articulos!
xau
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